Nos encanta porque es un Ribera que no se guarda nada. Tiene intensidad, profundidad y ese punto elegante que solo da el tiempo en barrica. Lo elegimos porque es ideal para una comida larga, un asado bien hecho o una noche donde quieres que el vino hable por ti. Además, su origen en viñas viejas rodeadas de pinos le da un carácter único, con notas mentoladas y balsámicas que sorprenden. Es de esos tintos que abres una vez… y recuerdas por mucho tiempo.
Variedad: 95% Tinta Fina, 5% Cabernet Sauvignon
Alcohol: 14.5%
Zona: D.O. Ribera del Duero, Castilla y León, España
Viñedos: En vaso, +60 años, a 850 m, suelo arcillo-calcáreo y pedregoso
Elaboración: Maceración en frío 6–8 días, fermentación autóctona 3 semanas en madera
Crianza: 21 meses en barrica francesa nueva + 18 meses en botella
Temperatura de servicio: 18 ºC
Vista: Rojo picota intenso con reflejos violáceos.
Nariz: Frutos negros silvestres, balsámico, mentolado, notas torrefactas.
Boca: Carnoso, elegante, con taninos nobles y persistencia refinada.
Entrecot madurado con escamas de sal: La estructura carnosa y los taninos nobles del vino acompañan la intensidad del corte, mientras las notas balsámicas aportan frescura y sofisticación.
Cordero lechal al horno con ajos y romero: La profundidad del vino se funde con la suculencia del cordero y las hierbas, generando un maridaje tradicional elevado por su elegancia.
Pichón estofado con setas silvestres: Las notas mentoladas y torrefactas del vino armonizan con los sabores del estofado, realzando tanto la caza como el carácter del bosque.
Queso curado de oveja trufado: La potencia y complejidad del Ribera hacen eco de los aromas del queso, logrando un equilibrio entre intensidad y refinamiento.
Brownie de chocolate amargo con crema de menta: El final largo del vino combina con el cacao y resalta el toque mentolado del postre, cerrando con frescura una comida potente.
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