Este blanco nos atrapó desde el primer sorbo. No es el típico Rioja blanco: tiene fruta, tiene frescura y una textura que lo hace más completo. Ideal para almuerzos ligeros, cenas con pescado o simplemente para acompañar una tarde soleada. Es una versión moderna y jugosa de lo que Rioja también sabe hacer muy bien.
Variedad: 100% Tempranillo Blanco
Alcohol: 12.5%
Zona: D.O.Ca. Rioja, España
Elaboración: Parte fermenta en roble francés, parte en acero. Luego se unen y pasan 2 meses sobre lías.
Temperatura de servicio: 8–10 ºC
Vista: Amarillo paja pálido con reflejos verdosos.
Nariz: Intensa, con fruta tropical (piña, maracuyá) y blanca (pera, manzana).
Boca: Fresco, de cuerpo medio y final largo. El paso por lías aporta suavidad y persistencia.
Patatas a la riojana: El pimentón y el chorizo encuentran armonía con las notas especiadas del vino, mientras que su frescura equilibra la intensidad del plato.
Carrilleras de cerdo al vino tinto: La textura untuosa del plato se funde con los taninos suaves del crianza, y su fruta negra acompaña el fondo de la cocción.
Pechuga de pato con reducción de frutos rojos: La acidez del vino resalta los frutos del plato, y su elegancia complementa la carne magra sin opacarla.
Ravioles de ricotta y espinaca con manteca de salvia: La suavidad del vino se adapta al relleno cremoso, mientras que las notas balsámicas hacen eco del perfume herbal de la salvia.
Queso Idiazábal semicurado: Su estructura redonda y su final persistente acompañan bien el ahumado del queso, sin sobrepasarlo.
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