Nos encanta porque es de esos rosados que no buscan ser complicados, sino disfrutables. Tiene la frescura que esperas, pero también densidad y una fruta que explota en boca. Es el vino perfecto para cuando quieres desconectar, compartir una tarde al sol o sorprender con algo rico y fácil de maridar.
Variedad: 100% Mencía
Alcohol: 13,5%
Zona: D.O. Bierzo, San Andrés de Montejos (España)
Viñedo: Cepas en espaldera de más de 30 años
Tipo de suelo: Arcilloso de laderas medias, altitud 550 m
Clima: Continental con influencia atlántica
Elaboración: Maceración pelicular en frío durante 18 h, fermentación a 15–17 ºC, estabilización previa y embotellado
Temperatura de servicio: 8–10 ºC
Vista: Rojo frambuesa vivo, limpio y brillante.
Nariz: Intensa y franca, dominada por fruta roja, fresa, frambuesa y un sutil toque floral.
Boca: Fresco y goloso, con notas de frutos rojos, buena acidez, densidad media y final medio persistente.
Aceitunas y bruschettas: La frescura del rosado limpia el paladar y realza los sabores salinos y herbales de estos aperitivos, haciendo cada bocado más vibrante.
Lenguado a la plancha: La delicadeza del pescado encuentra un aliado en la acidez del vino, que aporta un toque frutal sin cubrir los matices sutiles del plato.
Ostras frescas: La jugosidad y ligereza del rosado acompañan la salinidad marina de las ostras, aportando frescura y prolongando su carácter yodado.
Ensalada de rúcula, higos y queso de cabra: Las notas de frutos rojos del vino dialogan con la fruta del plato, mientras su acidez equilibra la untuosidad del queso.
Burrata con tomates cherry: El frescor del rosado corta la cremosidad de la burrata y acompaña la dulzura de los tomates, creando un juego armónico y refrescante.
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