En las lecciones anteriores aprendimos cómo evaluar los vinos utilizando cada uno de nuestros sentidos por separado. Ahora vamos a proceder a incorporar todo ello en la valoración global.
Cuando valoramos un vino queremos entender cómo los diferentes parámetros que observamos juegan entre sí y determinar si estamos ante un vino bueno o no. Pero para ello lo mejor es hacerlo de forma estructurada.
a) Equilibrio: El equilibrio de un vino se da al compensar, por un lado lo aromas de fruta y azúcar con la acidez y los taninos. En ese sentido un vino con mucha acidez y poca fruta o azúcar será desagradable y lo importante para valorar el equilibrio es ver como se contrapesan ambos aspectos. Asimismo debemos valorar que tan bien integrados están los diferentes componentes.
b) Intensidad: Un vino con poca intensidad es por lo general de baja calidad. También hablamos aquí de concentración.
c) Final: Cuanto nos duran las sensaciones luego de haber bebido el vino? Nos quedan los aromas de forma agradable en la boca y nariz?
d) Complejidad: Tenemos únicamente aromas primarios o hemos notado diversidad de aromas secundarios y terciarios? O quizá muchos primarios? Es un vino sencillo o rico y complejo de aromas.
Valoración global
Combinando los diferentes factores ahora puedes valorar tus vinos de forma global y objetiva. Un excelente vino será aquel que puntúe positivamente en las 4 características mencionadas. Y mediante ellas pueden valorar unos vinos contra otros.
Por ejemplo el típico vino barato que “raspa” es un vino desequilibrado donde el alcohol o los taninos son demasiado intensos para las otras sensaciones en el vino. Por contra, aquel vino que se siente sedoso y nos va haciendo descubrir diferentes aromas a su paso es seguramente un gran vino!
En las siguientes lecciones te explicaré como se producen los vinos y que es lo que hace que tengan unas características u otras.