Mito o realidad: No tomo bebidas dulces porque se me suben

Este es otro típico del imaginario cotidiano. Y en realidad no tiene ningún sentido, o alguna vez no has podido conducir después de comerte unos caramelos?

Lo que ocurre es que el dulzor de las bebidas enmascara la sensación ardiente del alcohol. Esto nos hace perder la pista de cuanto alcohol realmente estamos tomando y no tiene nada que ver para que se nos "suba rapidito".

Es la misma técnica que se utiliza en coctelería barata para camuflar el "garrafón" o en los malos vinos para enmascarar sus defectos.

Así que no le temas al dulce... eso sí que sea un vino o trago de calidad!

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