Notas de Cata
De alta intensidad aromática con matices tropicales de mango y maracuyá, notas de margaritas y rosas blancas sobre un fondo de fruta de hueso. Es un vino muy goloso en boca y estructurado, con un final persistente.
Vista: Este vino ostenta una elevación visual que insinúa misterio y tradición.
Nariz: Se revela con una identidad marcada por su singular blend de albariño, loureiro y caíño. El buqué despliega un tapiz de aromas complejos y vibrantes, tejiendo la fruta fresca y madura en un abrazo aromático. La intensidad se eleva, delineando notas de fruta de hueso que se entrelazan con el exotismo del maracuyá y el mango.
Boca: Al degustarlo, el vino seduce con una dulzura refinada y una estructura que sostiene con gracia. La vivacidad afilada corta con precisión, equilibrando cada sorbo y desplegando un final que resuena con persistencia. La fidelidad a las variedades se mantiene en cada nota de sabor que danza en la lengua.
Maridajes: Su compañero ideal se encuentra en la frescura del marisco, la delicadeza del sushi y la audacia de los platos especiados, donde cada bocado encuentra su par en la copa.
Vinificación
La finca, a media altura en una ladera orientada al sur tiene un clima suave durante todo el año, pero sobre todo en verano. Las temperaturas suaves del verano hacen que la uva madure lentamente, conservando todos sus aromas varietales y una importante acidez, necesarios para la elaboración de vinos frescos y afrutados. Altos de Torona Rosal lleva una crianza sobre lías finas durante cuatro meses, aportando una mayor untuosidad y singularidad al vino