¡En Argentina, los asados son un asunto serio, pero también super relajado! Ya sea en una parrilla de barrio o en el patio de tu casa, la movida es siempre la misma. Imagínate ahí, con tu plato en mano, acercándote a la parrilla y dejándote llevar por la vista y el olorcito a carne asada: hay de todo, desde chorizos jugosos hasta entrañas crujientes y pedazos enteros de lomo doradito.
Le dices al parrillero, el artista de la parrilla, lo que se te antoja. Él te sirve unos trocitos sabrosos, pero solo para empezar, porque la idea es ir y volver, probando de a poco, y siempre queriendo más. Hay un dicho que lo describe perfecto: "Asado es un viaje de ida y vuelta".
La carne argentina se cocina despacito y a fuego lento, sobre las brasas. Aunque es carne magra, queda crujiente por fuera y súper jugosa por dentro. A los argentinos les gusta bien cocida, pero si lo tuyo es más jugoso, no hay drama en pedírselo así al parrillero.
Ahora, unos secretitos del asado argentino:
LA MADERA: Acá usamos quebracho leña, pura madera natural de un árbol autóctono. A veces le sumamos carbón, pero nada de cosas raras como maderas tratadas o fluidos para encender, porque eso le cambia el gusto a la carne.
EL FUEGO: Hacemos una montañita de madera en una canasta especial, metemos un poco de papel por debajo y ¡fuego! A veces le ponen cera al papel para que prenda mejor. Y ojo, que hay que mantener ese fuego vivo durante todo el asado.
LA PARRILLA: Las parrillas argentinas son otro rollo. Tienen una canasta para el fuego y una parrilla que se mueve para arriba y para abajo, así la carne siempre está al punto justo. Además, tienen un truquito para que la grasa no caiga en las brasas y evite llamaradas y humo que puedan cambiar el sabor de la carne.
LA CARNE: Un asado típico tiene de todo: chorizos, morcillas, y cortes como el bife ancho (nuestro rib eye), bife angosto, lomo, matambre y tira de asado. El parrillero corta los asados cocidos en rodajas gruesas, justo para disfrutar.
DISFRUTANDO LA COMIDA: El asado empieza con las salchichas y las carnes variadas, mientras el parrillero se mueve sin parar, cuidando cada trozo de carne sobre la parrilla. A pesar de que algunos cortes tardan su buen rato en cocinarse, siempre hay algo listo para ir picando. Y vos, tranqui, disfrutando de ese festín con chimichurri, pan crocante y ensaladitas ácidas. No hay mejor manera de pasar una tarde. ¡Eso es un asado argentino!