Tipos de vino rosado

Lejos de ser una categoría homogénea, el vino rosado abarca una sorprendente variedad de estilos. Según su nivel de azúcar, presencia de burbujas o métodos tradicionales, podemos encontrar una paleta completa de rosados para todos los gustos.

Rosados secos

Son los más comunes en la producción actual. Se elaboran fermentando completamente los azúcares naturales del mosto, lo que da lugar a vinos sin dulzor residual, con una acidez marcada y gran frescura.

Visualmente, van desde tonalidades muy pálidas —como piel de cebolla o salmón claro al estilo roséProvence— hasta colores más vivos como rosa fresa o cereza. Aromáticamente, ofrecen frutas rojas (fresa, frambuesa, granada), cítricos y notas florales (rosa, hibisco). En boca se sienten ligeros o medianamente estructurados, siempre con un final seco.

Ejemplos destacados incluyen la mayoría de los rosados de Navarra y Rioja en España, así como los Côtes de Provence y Tavel en Francia (aunque este último suele tener más cuerpo). Son extremadamente versátiles para acompañar comida.

Rosados semisecos o dulces

Estos vinos conservan cierta cantidad de azúcar residual. Pueden ir desde apenas abocados (off-dry) hasta dulces marcados.

Tienen cuerpo ligero, baja graduación alcohólica y expresan una frutosidad muy marcada —sabores a fresa confitada, caramelo o melocotón. Son ideales como aperitivos, con postres o con platos especiados.

Algunos estilos tradicionales incluyen el White Zinfandel californiano, los Weißherbst alemanes de Pinot Noir, o los famosos rosados de aguja portugueses como Mateus y Lancers. Aunque los rosados secos dominan el mercado premium, los dulces mantienen una base fiel de consumidores.

Rosados espumosos

Elaborados mediante una segunda fermentación, estos vinos rosados incorporan burbujas que los hacen ideales para celebraciones y ocasiones especiales.

Pueden clasificarse como espumosos (Champagne rosé, Cava rosado, Prosecco rosé) o de aguja (frizzantes, con menos presión). Los rosados espumosos secos aportan notas de frutos rojos sutiles junto con aromas de pan tostado y levadura cuando se hacen por el método tradicional.

Ejemplos clásicos incluyen Champagne Brut Rosé de casas como Laurent-Perrier o Moët Rosé Impérial, así como los cavas rosados elaborados con Trepat, Garnacha o Pinot Noir. También hay versiones semisecas o dulces, como algunos moscateles rosados espumosos.

Claretes

En el contexto español, el clarete tiene una identidad particular. Tradicionalmente se obtenía fermentando juntas uvas tintas y blancas con sus pieles, dando como resultado un vino entre tinto claro y rosado.

El clarete suele tener un tono rosa profundo o rubí ligero, mayor cuerpo que un rosado convencional y, en algunos casos, turbidez. Se caracteriza por una extracción más intensa, lo que puede aportar taninos suaves y sabores algo rústicos o herbales.

Zonas con tradición de clarete incluyen Cigales y algunos pueblos de Rioja como San Asensio o Cordovín. Aunque legalmente el término se igualó a "rosado", culturalmente sigue representando ese vino tradicional con alma de pueblo.


Otras variaciones de rosado

  • Blush wines: término usado sobre todo en EE.UU. para referirse a rosados muy pálidos o ligeramente dulces, como el White Zinfandel. Suelen ser accesibles y fáciles de beber.


  • Rosados de lágrima: vinos elaborados con el primer mosto que escurre por gravedad sin ser prensado. En Navarra, son muy valorados por su pureza y finura aromática.


  • “Ojo de perdiz”: expresión francesa (œil de perdrix) para ciertos rosados muy pálidos, originada en Champagne.


  • Rosados de color intenso: algunos rosados se acercan visualmente a los tintos por su color vibrante. El ejemplo clásico es Tavel, en el valle del Ródano francés, con rosados estructurados, firmes y de gran longevidad. No en vano, Tavel fue conocido como “el rey de los rosados”.


Un abanico de estilos para todos los gustos

Desde los secos y minerales que dominan los mercados más exigentes, hasta los dulces, espumosos o tradicionales claretes, el vino rosado ofrece una versatilidad inigualable.

Para cada ocasión hay un rosado que encaja: ya sea un brunch, un brindis o una comida especiada, este tipo de vino puede ser refrescante, elegante o sorprendentemente complejo.

El consumidor curioso y conocedor sabrá apreciar esas diferencias de estilo, disfrutando de un rosado perfectamente elegido para cada momento.

Ir a la guía de los vinos rosados o vinos rosé... según como te guste llamarlos

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