Vinos malbec: Conoce la uva bandera del vino argentino

Descubre la esencia del Malbec, un vino emblemático con raíces en Francia y que ha encontrado su máxima expresión en Argentina, liderando la producción mundial. Este vino, conocido por su personalidad cálida y sabores sutiles, se ha ganado el corazón de los aficionados al vino en todo el mundo. Aunque principalmente se presenta en su versión tinta, el Malbec también sorprende con variaciones rosadas.

Desde las viñas de Argentina hasta las regiones vitivinícolas de Estados Unidos, Chile, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, el Malbec nos ofrece una experiencia de degustación única, marcada por una buena acidez y una facilidad de beber inigualable. Acompáñanos en este viaje sensorial, donde descubriremos los secretos y la riqueza de uno de los vinos más versátiles y apreciados del mundo.

¿De donde proviene la uva Malbec?

La cepa Malbec nació en el suroeste de Francia, en la antigua provincia de Quercy, hoy Cahors. Allí se conocía como Côt o Auxerrois y sus vinos eran famosos por su oscuridad y carácter robusto. De hecho, en la Edad Media lo llamaban “vino negro de Cahors” por su intensidad cromática y su profunda concentración.

Su prestigio creció con el tiempo y hasta la nobleza se rindió a sus encantos. La legendaria Leonor de Aquitania lo promovió en la corte inglesa en el siglo XII, asegurando su lugar en los banquetes más exclusivos. También se expandió por Burdeos, donde llegó a representar hasta el 60% de viñedos de renombre como Château Cheval Blanc.

Pero no todo fue gloria. En el siglo XIX, la filoxera arrasó con los viñedos de Malbec en Francia, y la helada de 1956 lo terminó de poner contra las cuerdas. En Burdeos casi desapareció, pero en Cahors algunos viticultores se aferraron a la tradición y lograron mantener viva la variedad, aunque su futuro parecía incierto.


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¿Cómo llegó la uva Malbec a Argentina?

Su gran resurgimiento no ocurrió en su tierra natal, sino en Argentina. En 1853, el agrónomo francés Michel Aimé Pouget lo llevó a Mendoza por pedido del presidente Domingo F. Sarmiento, con la intención de modernizar la viticultura. Allí, entre suelos aluviales, clima seco y noches frescas, el Malbec encontró su hábitat ideal.

Para 1968, Argentina ya tenía 47.000 hectáreas plantadas con Malbec. Aunque en décadas siguientes algunas parcelas fueron reemplazadas por variedades más productivas, la revolución enológica de los años 90 lo devolvió al estrellato, esta vez con un enfoque en la calidad más que en la cantidad.

"Malbec es al vino argentino lo que el tango es a su música: un símbolo de identidad y pasión."
Paul Hobbs, enólogo estadounidense con gran trayectoria en Argentina.

En sus inicios se utilizó como complementos de blends, pero dadas las grandes plantaciones en Mendoza ahora se usa predominantemente para hacer monovarietales de vino Malbec o en todo caso como la uva principal de dichos blends. 

Hoy, Argentina cultiva cerca de 43.000 hectáreas de Malbec, con Mendoza concentrando el 85% de la producción. Las regiones principales donde podemos encontrarla son el Valle del Uco, Tupungato, Salta y Paraje Altamira.

Su éxito internacional ha convertido a esta uva en un emblema del vino argentino, conquistando paladares en Norteamérica, Europa y Asia. Como homenaje a su viaje y transformación, el 17 de abril se celebra el Día Mundial del Malbec, recordando el día en que esta cepa encontró su segunda patria.

 


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¿A qué saben los vinos tintos Malbec?

Si el Malbec fuera un personaje, sería ese amigo carismático que siempre llega con una sonrisa y una botella en la mano, listo para una buena charla. Su color ya nos da una pista de su intensidad: un rojo púrpura profundo con destellos violáceos, como si el vino supiera que está hecho para impresionar.

"El Malbec tiene esa combinación de fruta generosa, taninos sedosos y acidez equilibrada que lo hace irresistible."

James Suckling, crítico de vinos estadounidense.

Acercas la copa a la nariz y ahí está: un festín de aromas. Primero, frutas negras jugosas—ciruelas maduras, moras—y luego aparecen esas notas de frutas rojas, más chispeantes y frescas. Si prestas atención, puede que te llegue un sutil perfume floral, como el de violetas en primavera.

Al hablar de aromas del Malbec recuerdo una anéctoda curiosa.

Estaba en una bodega en Mendoza, cuando nos tocó un sommelier de esos que se toman el vino muy en serio. Hablaba con una solemnidad casi religiosa: “Aquí podemos percibir notas de mora madura, un leve dejo de grafito, y un tanino que acaricia el paladar con una elegancia inigualable…”. Todo iba bien hasta que uno de los nuestros, con una confianza desmedida y un olfato discutible, mete la nariz en la copa, cierra los ojos con teatralidad y suelta:

—Mmm… ¡banana!

Silencio absoluto. El sommelier parpadea como si hubiera escuchado una blasfemia. Todos nos miramos, esperando su reacción. Se recompone, toma aire y dice con paciencia de santo:

—No, no hay banana en este vino.

Pero nuestro amigo no se rinde. Vuelve a oler, da un sorbo y con total seguridad reafirma:

—Sí, sí, definitivamente banana madura.

Ya para este punto, nos estamos aguantando la risa como podemos. El sommelier, con una mezcla de resignación y profesionalismo, intenta redirigir la conversación, pero la semilla de la duda está plantada. Al final, uno de los enólogos se suma al juego y dice:

—Bueno… técnicamente, en fermentaciones con ciertas levaduras se pueden generar ésteres que recuerdan a la banana…

Nuestro amigo se infla de orgullo:

—¡¿Vieron?! Yo sé lo que huelo.

Desde entonces, cada vez que alguien dice que siente notas de algo raro en un vino, solo respondo: “Sí, claro… como banana”. 🍌🍷😆

Volviendo a nuestro tema.. en boca, el Malbec es como un abrazo cálido. Su cuerpo oscila entre medio y pleno, con una textura sedosa y taninos tan amables que casi te susurran al oído. No tiene esa astringencia marcada del Cabernet Sauvignon, lo que lo convierte en un vino muy fácil de disfrutar. Es un vino que sabe a vino, sin rodeos ni pretensiones, directo y frutal, como si dijera: "Acá estoy, tomate tu tiempo y conoceme bien".

Además se complementa mucho con los tratamientos de barrica. Las notas de barrica con tostados, vainilla y canela son también muy evidentes. Dependiendo del tipo de barrica encontramos unos y otros. Desafortunadamente no es poco habitual el uso de chips de madera en los vinos tintos malbec de baja gama. 

A nivel de taninos, al ser una uva de perfil tánico medio-alto es bastante universal. Ambos factores la hacen un acompañamiento ideal para las parrilladas de carne, tan populares en Argentina.

La alta gama es muy agradable, sin embargo, aunque también es verdad que sus precios son elevados y no se parecen en nada a los vinos malbec que conseguimos de forma regular en el supermercado a 40 o 50 soles. En la alta gama es posible apreciar más aromas de frutos rojos, cereza y aromas florales. En cierta medida se asemejan más a los malbec de Cahors.

En nuestras catas es habitual que me pregunten sobre la diferencia con el Cabernet Sauvignon. Nacidos de cepas distintas, cada vino te ofrece una paleta de sabores y texturas que reflejan su origen.

Mientras el Cabernet Sauvignon, con sus notas de frutos rojos y matices herbales, puede sorprender con destellos de pimienta y ahumados, el Malbec se distingue por su perfil intensamente frutal, a menudo acompañado de delicados toques florales, y una tendencia a ser menos astringente en boca que su contraparte.

"Si el Cabernet Sauvignon es el rey, el Malbec es el príncipe encantador: seductor, accesible y siempre listo para enamorar."

Tim Atkin MW, periodista y Master of Wine británico.


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Diferencias de sabor entre Malbec de distintas regiones

Ahora bien, las características organolépticas del Malbec pueden variar notablemente según el terroir y el clima donde se cultive. Es una uva de piel algo delgada y muy sensible al frío –necesita bastante sol para madurar plenamente​–, por lo que responde de forma distinta en climas frescos versus climas cálidos.

En Argentina esto se aprecia claramente: en regiones más frías o de mayor altitud (por ejemplo, la Patagonia o zonas altas del Valle de Uco en Mendoza) los Malbec tienden a ser más elegantes y “austéros”, con fruta fresca no tan madura, notas florales marcadas, mayor acidez natural y taninos más firmes; en cambio, en regiones cálidas (como el este de Mendoza, San Juan o el norte de Salta) la uva alcanza madurez plena dando vinos más opulentos, de alcohol más elevado, con sabores a mermelada, pasas y especias dulces​.

Las diferencias también se notan al comparar el Malbec argentino con el Malbec francés de Cahors. En general, los Malbec de Argentina producen vinos varietales más suaves en boca y menos tánicos que sus pares de Cahors​. El Malbec de Cahors tradicionalmente es más rústico y recio: en los suelos calcáreos de esa región francesa se obtienen vinos muy oscuros, estructurados y con marcada tanicidad.

No por nada históricamente se los mezclaba con uvas como Tannat o Merlot para domar su fuerza. Esa rusticidad versus la redondez aterciopelada del Malbec mendocino es una de las claves que distinguen el perfil de sabor:

Un Malbec de Mendoza ofrecerá generalmente fruta negra madura, tanino dulce y final amable, mientras que un Cahors mostrará más notas terrosas, cuero, especias picantes, taninos firmes y acidez más pronunciada. Ambas expresiones son encantadoras a su modo, reflejando cómo el terroir moldea a la cepa.


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¿Cómo maridar los vinos tintos malbec?

Existen numerosas opciones para el maridaje de los vinos tintos argentinos malbec. Sin embargo, hay momentos en los que no hay que hacerse demasiadas complicaciones. Los vinos tintos malbec van fabulosos con parrilladas. Carnes rojas, cerdo y todo tipo de chorizos. Quizá también con una provoleta.

En ese sentido la opción más directa es simplemente comer "a la argentina" y acertarás.

Si quieres probarlo con algo distinto el vino Malbec armoniza perfectamente con vegetales grillados, pastas con salsas intensas –como un ragú o un tuco de tomate–, cordero o cabrito, e incluso con guisos especiados a base de lentejas o frejoles.

Un Malbec joven y afrutado, servido ligeramente fresco, puede acompañar platos con un toque de picante moderado, como los de la cocina tex-mex, ya que su dulzura frutal suaviza la intensidad de ciertos condimentos.

¿A que temperatura y cómo servirlos?

La temperatura de servicio es clave para apreciar plenamente sus cualidades. Para los Malbec jóvenes, se recomienda servirlos entre 14 y 16°C, una temperatura ligeramente refrescada que resalta su perfil frutal y mantiene el equilibrio del alcohol.

En el caso de los Malbec Reserva o Gran Reserva, con crianza en roble, la temperatura ideal es de 16 a 18°C, permitiendo que sus aromas más complejos se expresen mejor. Un buen consejo es enfriar la botella en la refri y sacarla unos 30 minutos antes de servir, lo que suele garantizar una temperatura óptima. 

Es preferible servirlo un poco más fresco y dejar que se atempere en la copa, en lugar de servirlo demasiado caliente, lo que podría volatizar el alcohol y opacar sus aromas.

En cuanto a la elección de la copa, el Malbec, como vino tinto de buen cuerpo, se disfruta mejor en una copa amplia estilo Bordeaux. Las copas ideales tienen un cáliz grande y una boca ligeramente estrecha, lo que favorece la oxigenación del vino y la concentración de sus aromas.

Una copa grande, de forma redondeada y con borde algo cerrado es la mejor opción para disfrutar un Malbec en todo su esplendor.

Preferencia del autor

Un diseño similar al de las copas de Cabernet Sauvignon ayuda a realzar sus notas frutales y florales, al tiempo que suaviza el impacto de los taninos. Lo recomendable es optar por copas de cristal fino y transparente, con una capacidad de 400 a 500 ml, ya que permiten mover el vino y liberar su complejidad aromática, además de apreciar su característico color violáceo.

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¿Qué regiones del mundo son famosas por sus vinos tintos Malbec?

Cahors y el Malbec en Francia

La uva Malbec era poco rendidora en Burdeos. Se veía muy afectada por plagas y enferemedades lo que hizo que se fuera dejando de lado. La filoxera, terminó de destruir las vides restantes y cuando se replantó el viñedo francés lógicamente no se tuvo en cuenta dentro de las opciones. Por ello prácticamente despareció de Francia.

No obstante, mantiene su el Malbec mantiene su bastión de origen en Francia en la AOC Cahors, dentro de la región de Occitania. Allí, las normativas exigen que los vinos tintos contengan al menos un 70% de Malbec, complementado generalmente con Merlot o Tannat, aunque algunos productores apuestan por versiones 100% Malbec. Los viñedos de Cahors, asentados en terrazas junto al río Lot y en mesetas calcáreas, dan origen a vinos estructurados, intensamente coloreados y de gran capacidad de guarda.

Si bien en Cahors solo hay alrededor de 3.500 hectáreas de Malbec—una fracción mínima en comparación con Argentina—la región ha experimentado un renacimiento en las últimas décadas. Productores como Château du Cèdre, Château Lagrezette y Clos Triguedina han elevado el prestigio de la zona, logrando vinos que combinan la potencia tradicional con técnicas modernas de vinificación.

Fuera de Cahors, el Malbec ha quedado relegado a un papel secundario en Francia. En Burdeos, por ejemplo, se usa de forma marginal en algunos ensamblajes, tras haber sido gravemente afectado por la helada de 1956.

La uva Malbec en Argentina

En Argentina, se afianzó muy bien en zonas altas y secas. La vid ha respondido a la geografía modificando el grosor de su piel. Es así que las uvas de zonas bajas tienen a tener pieles más finas y las de zonas altas más gruesas. Esto tienen una influencia en la cantidad de antocianos y taninos que encontramos en dichas uvas.

El Malbec encontró en Argentina su paraíso. Es el único lugar en el mundo donde esta uva se expresa con tal pureza y profundidad."

Michel Rolland, enólogo francés y consultor de bodegas en Mendoza.

Argentina, y especialmente Mendoza, se ha consolidado como el epicentro mundial del Malbec, destacándose no solo en volumen de producción, sino también en calidad. Actualmente, esta provincia cuyana alberga aproximadamente el 85% de los viñedos de Malbec del país, con unas 36.000 hectáreas plantadas.

Dentro de Mendoza, la Primera Zona, que abarca Luján de Cuyo y Maipú, es la región histórica por excelencia. Sus viñedos, situados entre los 800 y 1.000 metros de altura, han dado origen a los Malbec tradicionales de estilo clásico: vinos de cuerpo medio, taninos suaves, intensa fruta madura y delicadas notas de roble en los criados en barrica. De hecho, Luján de Cuyo ostenta desde 1989 su propia Denominación de Origen Controlada (DOC), la primera en América dedicada al Malbec, lo que garantiza la autenticidad y calidad de sus vinos.

En los últimos años, el Valle de Uco ha cobrado gran protagonismo. Esta región, que abarca Tunuyán, Tupungato y San Carlos, se encuentra a mayor altitud (entre 1.000 y 1.500 metros sobre el nivel del mar), lo que se traduce en Malbecs de gran concentración colorante, marcada acidez y perfil más refinado, con distintivos aromas florales como la violeta. Su potencia y elegancia los han convertido en algunos de los más codiciados del mercado.

Más allá de Mendoza, otras regiones argentinas han sabido explotar las virtudes del Malbec. Salta, particularmente en Cafayate, se destaca por sus viñedos de altura extrema (superando los 1.700 metros), que producen vinos intensos en aroma y estructura. En la Patagonia, provincias como Río Negro cultivan Malbec en climas fríos, aportando un perfil más fresco y sutil. Por su parte, el valle de Pedernal, en San Juan, ofrece Malbecs con un carácter especiado muy particular. Incluso se ha experimentado con variantes menos tradicionales, como Malbecs espumosos, rosados y dulces, demostrando la versatilidad de esta uva.


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Expansión del Malbec en el mundo

El éxito del Malbec en Argentina ha impulsado su cultivo en distintos rincones del planeta. Chile, con aproximadamente 6.000 hectáreas plantadas, ha logrado vinos de alta calidad, especialmente en Colchagua y el Maule. En estas regiones, los viñedos prosperan tanto en climas cálidos como en zonas más frescas, como Casablanca y San Antonio, donde se obtienen expresiones más vibrantes de la cepa. Bodegas reconocidas como Viu Manent han apostado fuertemente por el Malbec, obteniendo gran reconocimiento.

En Estados Unidos, la superficie cultivada es bastante reducida, con apenas unos cientos de hectáreas. En California, el Malbec se utiliza principalmente en blends al estilo Bordeaux, conocidos como Meritage, mientras que en el estado de Washington algunas bodegas han comenzado a producir exitosos varietales, beneficiándose de su clima continental.

Por su parte, Australia y Nueva Zelanda han desarrollado plantaciones modestas de Malbec, generalmente utilizadas para mezclas con Shiraz o Cabernet, aunque en los últimos años han surgido etiquetas varietales que han despertado interés.

Curiosamente, la cepa también ha encontrado su espacio en Sudáfrica, Italia (noreste), México (Valle de Guadalupe) y Bolivia (Tarija), aunque en volúmenes reducidos. En España, su presencia es casi anecdótica, con apenas 22 hectáreas en Ribera del Duero, aunque algunas bodegas han comenzado a explorar su potencial.

En definitiva, aunque Mendoza y Cahors siguen siendo las grandes referencias del Malbec a nivel mundial—representando el Nuevo Mundo y el Viejo Mundo, respectivamente—esta uva ha trascendido fronteras y hoy se cultiva en diversas latitudes, consolidándose como una verdadera cepa global.


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El Malbec en Argentina: Características de las principales regiones productoras de vino malbec argentino

Valle del Uco: Los clásicos de clásicos

Es una de las regiones vinícolas más famosas de Mendoza. Genera grandes cambios térmicos entre el día y la noche lo cual ayuda en la preservación de la acidez de los vinos. Es una zona relativamente seca, lo que combinado con la altura favorece la producción de vino. 

Este valle, bendecido por una combinación única de clima, suelos y altitud, ha dado lugar a una producción vinícola excepcional que cautiva los paladares más exigentes. El Valle del Uco es conocido por ser el hogar de algunas de las bodegas más prestigiosas de Argentina y por ser una de las regiones más emocionantes para los amantes del vino. 

Una de las características distintivas del Valle del Uco es su terroir excepcional. El clima continental, con días cálidos y noches frescas, ofrece condiciones ideales para el cultivo de uvas de alta calidad. Los viñedos se encuentran a altitudes que oscilan entre los 900 y los 1.500 metros sobre el nivel del mar, lo que aporta una amplitud térmica diaria significativa. Este contraste de temperaturas favorece una maduración lenta y equilibrada de las uvas, preservando así su acidez natural y desarrollando sabores y aromas intensos.

"El Valle del Uco es la cuna del vino de montaña en Argentina, un lugar donde la altitud, el clima y los suelos calcáreos dan vida a vinos de una pureza y elegancia extraordinarias."

Sebastián Zuccardi

En cuanto a las uvas cultivadas en el Valle del Uco, encontramos una diversidad notable. Si bien el Malbec es la estrella indiscutible de la región, otras variedades tintas como el Cabernet Sauvignon, el Merlot y la Syrah también prosperan en estos suelos. Estas uvas tintas aportan elegancia, estructura y complejidad a los vinos del Valle del Uco.

Además de las variedades tintas, el Valle del Uco también se destaca por la producción de uvas blancas de alta calidad. La región ha demostrado ser ideal para el cultivo de cepas como el Chardonnay, el Sauvignon Blanc y la uva autóctona argentina, el Torrontés. Estas uvas blancas se caracterizan por su frescura, aromas florales y vibrante acidez.

El terroir del Valle del Uco se compone de suelos diversos y fascinantes. Los suelos aluviales, formados por la acción de los ríos, son ricos en minerales y ofrecen una excelente drenaje, lo que contribuye al desarrollo de uvas sanas y concentradas. Los suelos calcáreos presentes en algunas zonas aportan una mineralidad distintiva a los vinos. Estas características del terroir se reflejan en la personalidad y el carácter único de los vinos del Valle del Uco.

En cuanto a los estilos de vino, el Valle del Uco nos brinda una amplia gama de opciones. Desde vinos jóvenes y frescos hasta vinos de guarda de gran complejidad, cada botella cuenta una historia única. Los vinos tintos del Valle del Uco suelen ser intensos, con notas de frutas maduras, especias, estructura sólida y taninos elegantes. Los vinos blancos son frescos, expresivos y llenos de vivacidad.

Si estás planeando una visita al Valle del Uco, te espera una experiencia vinícola inolvidable. Además de las impresionantes bodegas y los viñedos pintorescos, muchas bodegas ofrecen degustaciones y visitas guiadas donde puedes aprender sobre el proceso de producción y maridajes.

En resumen, el Valle del Uco es un tesoro vinícola en Argentina que no puedes pasar por alto. Desde su terroir único hasta la diversidad de uvas y estilos de vino que produce, esta región te invita a descubrir su magia en cada copa.

Salta: La casa de la Torrontés

Salta se encuentra al norte de Argentina. Si bien su clima es seco, es un clima más templado que el que encontramos en el Valle del Uco. Esto hace que se produzca también la Torrontés uva blanca autóctona de Argentina.

Lo primero que destaca de Salta es su ubicación geográfica. Aquí, los viñedos se encuentran en altitudes impresionantes, alcanzando hasta los 3.000 metros sobre el nivel del mar. Esta altitud extrema crea un microclima único que brinda condiciones ideales para el cultivo de uvas de calidad superior.

El área de Cafayate con sus 2400 metros sobre el nivel del mar es el área que produce los vinos tintos argentinos más renombrados de la zona. La altitud le permite generar uvas robustas que se traducen en vinos tintos malbec muy intensos.

El clima en Salta es un elemento clave en la producción vinícola de la región. Los días cálidos y soleados se combinan con noches frescas, lo que permite una maduración lenta y equilibrada de las uvas. Esta amplitud térmica diaria contribuye a la preservación de la acidez natural de las uvas y al desarrollo de sabores y aromas intensos en los vinos.

Una de las características más destacadas de los vinos de Salta es la influencia de la uva blanca autóctona de Argentina, la Torrontés. Esta variedad encuentra su máxima expresión en los viñedos de Salta, produciendo vinos blancos únicos y cautivadores. Los vinos Torrontés de Salta se caracterizan por sus aromas florales exuberantes, notas cítricas y una acidez refrescante. Son vinos vibrantes y llenos de carácter que representan el espíritu y la esencia del noroeste argentino.

Además de la Torrontés, Salta también se destaca en la producción de vinos tintos de alta calidad. Variedades como el Malbec, el Cabernet Sauvignon y la Tannat prosperan en esta región, brindando vinos tintos de gran estructura, intensidad y carácter. Estos vinos tintos de Salta se caracterizan por sus sabores frutales concentrados, taninos firmes y una elegante complejidad en boca.

El terroir de Salta también desempeña un papel fundamental en la singularidad de sus vinos. Los suelos de esta región son ricos en minerales, como el hierro y el calcio, lo que aporta una mineralidad distintiva a los vinos. Además, la presencia de suelos arenosos y pedregosos contribuye a un excelente drenaje y a la concentración de los sabores en las uvas.

Explorando la Belleza Vinícola de Tupungato: Elegancia en los Andes

En el corazón de la región vinícola de Mendoza, Argentina, se encuentra un encantador valle conocido por producir algunos de los vinos más elegantes y cautivadores de Argentina.

Tupungato destaca por su combinación perfecta de factores naturales que crean un terroir excepcional. El clima continental con influencia de montaña, los suelos franco-arenosos y la altitud elevada conforman el escenario ideal para el cultivo de uvas de calidad superior.

El clima en Tupungato es un regalo de la naturaleza para los viticultores. Los días soleados, frescos y secos, combinados con noches frías, permiten una maduración lenta y gradual de las uvas. Esta amplitud térmica diaria favorece el desarrollo de sabores y aromas intensos en las uvas, preservando al mismo tiempo una acidez equilibrada y una frescura vibrante en los vinos.

En este pintoresco valle, el cultivo principal es el emblemático Malbec, considerado uno de los mejores del mundo. El Malbec de Tupungato se destaca por su elegancia y complejidad, mostrando notas de frutas maduras, taninos sedosos y una estructura bien definida. Estos vinos encarnan la pasión y la destreza de los viticultores de la región y son verdaderas joyas enológicas.

Además del Malbec, Tupungato también se enorgullece de producir otras variedades tintas notables, como el Cabernet Sauvignon y el Syrah. Estas uvas encuentran en Tupungato un hogar perfecto, donde desarrollan su máxima expresión con sabores concentrados, equilibrio y una elegancia distintiva.

"Tupungato debe su nombre al majestuoso volcán que lo custodia, una palabra de origen Huarpe que significa 'mirador de estrellas'. Los antiguos pobladores creían que desde sus alturas se podía conversar con los dioses, y quizás no estaban equivocados: hoy, entre viñedos que alcanzan el cielo, sus vinos parecen susurrar historias ancestrales en cada copa."
Relato popular sobre el origen de Tupungato

Pero Tupungato no se limita solo a las variedades tintas. Aquí también se cultivan con éxito uvas blancas, como el Chardonnay y el Sauvignon Blanc. Estas uvas blancas aportan frescura, aromas vibrantes y una acidez equilibrada a los vinos de la región, ofreciendo una deliciosa alternativa para aquellos que buscan explorar nuevas dimensiones vinícolas.

Los suelos de Tupungato también desempeñan un papel fundamental en la calidad de sus vinos. Los suelos aluviales, con una buena cantidad de piedras y arena, brindan un excelente drenaje y una nutrición adecuada a las raíces de las vides. Esto contribuye a la obtención de uvas sanas y equilibradas, reflejándose en la calidad y el carácter distintivo de los vinos de Tupungato.

 

Paraje Altamira: Un Viaje a la Autenticidad

En el corazón del Valle de Uco, en la provincia de Mendoza, Argentina, se encuentra un rincón vinícola de extraordinaria belleza y autenticidad: ¡Paraje Altamira! Este mágico lugar ha ganado reconocimiento mundial por producir algunos de los vinos más excepcionales y expresivos de Argentina.

Paraje Altamira es una pequeña región vinícola dentro del Valle de Uco que ha capturado la atención de los amantes del vino y los expertos enológicos. Con su ubicación privilegiada a una altitud de más de 1.000 metros sobre el nivel del mar y suelos pedregosos y calcáreos, Paraje Altamira ofrece las condiciones ideales para el cultivo de uvas de calidad excepcional.

El terroir de Paraje Altamira es verdaderamente único. Los suelos pobres en materia orgánica y ricos en piedras y caliza brindan un drenaje excelente y obligan a las raíces de las vides a buscar profundamente los nutrientes y la humedad. Esta búsqueda es lo que confiere a los vinos de Paraje Altamira su carácter distintivo y su expresión auténtica.

"Paraje Altamira es una cuna de elegancia y precisión en el vino argentino. Suelos aluviales con depósitos calcáreos, altitud y clima extremo crean un Malbec de gran fineza, estructura y longevidad."
Pedro Marchevsky, experto en suelos de Mendoza

La estrella indiscutible de Paraje Altamira es el emblemático Malbec, una variedad que encuentra en este terroir su máxima expresión. Los vinos Malbec de Paraje Altamira son conocidos por su concentración, estructura y elegancia. Exhiben una complejidad notable con notas de frutas negras maduras, taninos sedosos y una acidez equilibrada que les otorga una notable longevidad.

Además del Malbec, Paraje Altamira también cultiva otras variedades tintas notables, como el Cabernet Sauvignon, el Merlot y la Syrah. Cada una de estas variedades encuentra en este terroir su propia expresión, mostrando su carácter distintivo y brindando una experiencia vinícola diversa y emocionante.

La viticultura en Paraje Altamira es un trabajo artesanal, donde los viticultores se dedican a cuidar y respetar el equilibrio de la naturaleza. Las prácticas sustentables y el respeto por el medio ambiente son fundamentales en esta región vinícola, lo que contribuye a la producción de vinos de alta calidad que reflejan la esencia del terroir.


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La vinificación del Malbec: búsqueda de equilibrio entre estructura y expresión frutal

La elaboración del Malbec en bodega requiere un delicado balance entre la extracción de color y sabor, y la preservación de sus característicos aromas frutales. Para lograrlo, los enólogos recurren a distintas técnicas de vinificación.

La fermentación suele realizarse en tanques de acero inoxidable o piletas de concreto, manteniendo una temperatura controlada entre 25 y 28°C. Este rango permite conservar los aromas frescos de frutas y flores. Antes de la fermentación, es común realizar maceraciones prefermentativas en frío, donde las uvas se mantienen a bajas temperaturas durante unos días para extraer mayor color sin aumentar la aspereza de los taninos.

Durante la fermentación alcohólica, se aplican técnicas como remontajes y pigeage, que consisten en mover el mosto para asegurar un buen contacto con los hollejos, optimizando la extracción de compuestos aromáticos y estructurales. En el caso de los Malbec de alta gama, algunos enólogos prolongan el proceso con maceraciones post-fermentativas, lo que ayuda a suavizar los taninos y estabilizar el color del vino.

Un ejemplo de esta práctica se encuentra en ciertas bodegas de Luján de Cuyo, donde el Malbec fermenta en cubas de roble y se somete a una maceración extendida antes de ser criado durante 18 meses en barricas francesas. Este método realza su complejidad aromática, con notas de mermelada de frutos rojos, especias y matices de madera.


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Crianza en barrica: aportes del roble al Malbec

No todos los Malbec pasan por madera, pero en aquellos destinados a una mayor evolución, la crianza en barricas juega un papel clave. Las versiones Reserva y de alta gama suelen envejecer entre 6 y 18 meses en barricas de roble francés o americano, aportando estructura tánica y complejidad aromática.

El paso por madera influye notablemente en el perfil del vino. Durante la crianza, el Malbec puede desarrollar notas de vainilla, chocolate, café tostado, tabaco y especias dulces, que complementan su bouquet frutal original. Estos aromas provienen de los compuestos del roble y varían según el tipo de madera y su nivel de tostado. Además, la barrica permite una microoxigenación controlada, lo que suaviza los taninos y mejora la integración de sus componentes.

En vinos premium como Achával Ferrer Finca Altamira, se utiliza una crianza de 12 meses en barricas nuevas de roble francés, lo que potencia matices de cacao, cedro y tabaco, en perfecta armonía con los sabores de ciruelas, violetas y hierbas propios de la uva.

Por otro lado, los Malbec jóvenes, que no pasan por barrica, priorizan los sabores primarios de la fruta, ofreciendo un carácter más fresco, jugoso y fácil de beber. Estos vinos están pensados para ser disfrutados dentro de los primeros años tras la cosecha.


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Blends Tintos Argentinos: Explorando Armonías con otras cepas


El vino argentino ha conquistado los corazones y paladares de todo el mundo, y parte de su éxito radica en su habilidad para crear mezclas tintas únicas y fascinantes. Cada vez estan mas de moda los blends tintos argentinos.

Si bien el Malbec ha sido el embajador estrella de los vinos argentinos, los productores han demostrado su destreza en la creación de blends extraordinarios al combinar diferentes variedades de uvas tintas. Estas mezclas ofrecen una sinfonía de sabores y aromas que llevan a los amantes del vino a un viaje inigualable. Además, permiten a las Bodegas diferenciarse, diversificar riesgos durante la cosecha y en algunos casos incluso abaratar costes empleando variedades en suelos no aptos para la malbec.

¿Qué hace que los blends tintos argentinos sean tan especiales? En primer lugar, destaca la combinación única de uvas utilizadas en estas mezclas. Además del célebre Malbec, las bodegas argentinas también trabajan con variedades como Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Bonarda y muchas más. Cada una de estas uvas aporta su carácter distintivo al blend, creando una armonía enológica que despierta los sentidos.

Lo interesante de los blends tintos argentinos es que cada bodega tiene su propia fórmula mágica, su toque especial que los distingue. Algunas bodegas apuestan por blends dominados por el Malbec, realzando su exuberancia y elegancia con un toque de otras variedades. Otras, en cambio, optan por mezclas más equilibradas, jugando con las notas especiadas del Cabernet Sauvignon, la suavidad del Merlot o la potencia del Syrah.

El resultado de esta sinergia vinícola son vinos que cautivan los sentidos. Imagina un blend tinto argentino con aromas a frutas maduras, notas especiadas, taninos suaves y una elegante estructura. Es como una danza en el paladar que te transporta a los viñedos argentinos bañados por el sol.

Una de las grandes ventajas de los blends tintos argentinos es su versatilidad en el maridaje. Estos vinos son compañeros perfectos de una amplia gama de platos, desde las clásicas parrilladas argentinas con cortes de carne jugosos hasta platos de caza, quesos maduros y sabores intensos. La creatividad culinaria encuentra su pareja perfecta en los blends tintos argentinos.

El auge de los blends tintos argentinos ha llevado a un apasionante universo de opciones para los amantes del vino. Bodegas reconocidas como Catena Zapata, Achával Ferrer, Zuccardi, Susana Balbo y tantas otras están creando verdaderas joyas enológicas que merecen ser descubiertas y disfrutadas.


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Innovaciones en el proceso de producción del vino Malbec

En los últimos años, los enólogos argentinos han explorado nuevas formas de elaborar Malbec, expandiendo su versatilidad. Algunas bodegas han comenzado a fermentar y criar parte de sus vinos en huevos de concreto o ánforas, buscando una microoxigenación similar a la barrica, pero sin influencia aromática de la madera.

Otra técnica interesante es la cosecha escalonada, en la que se vendimia una parte de las uvas más temprano para asegurar frescura y acidez, mientras que otra se deja madurar más tiempo para intensificar la concentración y estructura. Luego, ambas se ensamblan para obtener un perfil equilibrado y complejo.

Incluso, algunas bodegas han experimentado con maceración carbónica, un método típico del Beaujolais, que da como resultado Malbecs más ligeros y expresivos, con un perfil sumamente frutal.

Todas estas innovaciones confirman que el Malbec es una uva extremadamente versátil y transparente, capaz de reflejar tanto las particularidades de su terroir como la impronta de cada enólogo, consolidándose como una de las variedades más dinámicas del mundo del vino.


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¿Cuáles son las marcas más famosas de vinos malbec?

Existen diferentes marcas y los puedes encontrar en muchos lugares ya que son vinos producidos a gran escala. Entre las marcas más famosas en el Perú encontrarás Altos las Hormigas, Trapiche, Colomé, Susana Balbo, Crios, Escorihuela Gascón, Finca las Moras, Catena Zapata.

Principales Bodegas Productoras de Malbec en Argentina

Bodega Ubicación Características Destacadas
Altos las Hormigas Valle de Uco, Mendoza Enfocada exclusivamente en Malbec, con amplia exportación. Sus vinos son accesibles y habituales en supermercados y licorerías.
Trapiche Mendoza Más de 130 años de historia y una de las bodegas más grandes del país, con una producción de casi 30 millones de botellas al año.
Colomé Valles Calchaquíes, Salta Posee viñedos entre los más altos del mundo. Enfoque en viticultura orgánica y biodinámica, logrando vinos intensos y únicos.
Susana Balbo Mendoza Fundada por la renombrada enóloga Susana Balbo. Sus Malbecs destacan por su elegancia, complejidad y artesanía.
Crios Mendoza Línea de vinos creada por Susana Balbo, con un enfoque innovador y accesible. Ofrece Malbecs expresivos y vibrantes.
Escorihuela Gascón Mendoza Bodega histórica (fundada en 1884), reconocida por sus Malbecs de alta gama, elegantes y con gran estructura.
Finca las Moras San Juan Ubicada en un entorno desértico y soleado. Sus vinos tienen una expresión frutal intensa y una personalidad marcada.
Catena Zapata Mendoza Una de las bodegas más prestigiosas de Argentina. Ha sido pionera en la producción de Malbec de clase mundial, explorando la diversidad del terroir.

 

Altos las Hormigas

Con una dedicación inquebrantable a la producción de Malbec, Altos las Hormigas ha dejado una huella imborrable en el mundo del vino argentino. Ubicada en el Valle de Uco, esta bodega de gran volumen ha conseguido exportar grandes cantidades de vinos Malbec a todo el mundo y es habitual encontrarlos en los diferentes supermercados y licorerías en el Perú.

Trapiche

Otra de las más conocidas, con más de 130 años de historia y experiencia, Trapiche es una de las bodegas más reconocidas de Argentina. Con una producción de casi 30 millones de botellas al año, es muy raro que no hayas podido probar alguno de sus vinos en un matrimonio o fiesta.

Colomé

En las alturas de los Valles Calchaquíes, se encuentra Colomé, una bodega que ha desafiado los límites y llevado la producción de Malbec a nuevas alturas literalmente. Con viñedos que se encuentran entre los más altos del mundo, Colomé cultiva uvas en un entorno extremo que resulta en vinos excepcionales. La bodega se enorgullece de su enfoque orgánico y biodinámico, y sus vinos reflejan la pureza y la intensidad del terroir, ofreciendo una experiencia única y cautivadora.

Susana Balbo

La bodega fundada por la renombrada enóloga Susana Balbo ha dejado una huella imborrable en el mundo del vino argentino. Sus vinos de Malbec son sinónimo de elegancia, complejidad y artesanía. Susana Balbo ha dedicado su vida a perfeccionar su arte y ha logrado crear vinos de Malbec excepcionales que capturan la esencia del terruño y reflejan su pasión y experiencia en cada sorbo.

Crios

Bajo la dirección de la reconocida enóloga Susana Balbo, Crios ha ganado reconocimiento por su enfoque innovador y vinos accesibles de alta calidad. Esta bodega se especializa en la producción de Malbec expresivos y vibrantes que capturan la esencia de la variedad y la región. Crios ofrece una amplia gama de Malbec, desde opciones jóvenes y frescas hasta vinos de guarda con gran complejidad y carácter.

Escorihuela Gascón

Con una rica historia que se remonta a 1884, Escorihuela Gascón es una de las bodegas más antiguas de Argentina. Su enfoque en la calidad y la tradición ha llevado a la producción de Malbec de alta gama que ha conquistado los corazones de los amantes del vino. Los vinos de Escorihuela Gascón se destacan por su elegancia, estructura y expresión auténtica del terroir, encarnando el espíritu del vino argentino con cada botella.

Finca las Moras

En la región vitivinícola de San Juan, Finca las Moras ha encontrado su hogar perfecto para la producción de Malbec de calidad. Sus viñedos ubicados en un entorno desértico y soleado brindan condiciones únicas para el cultivo de uvas de calidad superior. Los vinos de Finca las Moras se caracterizan por su expresión frutal intensa, suavidad en boca y una marcada personalidad, que reflejan la pasión y la dedicación de la bodega.

Catena Zapata

Una de las bodegas más prestigiosas de Argentina, Catena Zapata ha sido pionera en la producción de Malbec de clase mundial. Con viñedos situados en altitudes diferentes y suelos diversos, Catena Zapata ha explorado la diversidad del terruño argentino y ha creado vinos de Malbec excepcionales y distintivos. Sus vinos reflejan la elegancia, la complejidad y el carácter único que han llevado a la región de Mendoza a la cima del mundo vinícola.



 


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